EN TI NO TENGO DERECHO
En una
comitiva qué pintabas tú,
si era
un almacenaje de camiones
de
propiedad intelectual municipal,
cuánto
más quisieras olvidarme,
olvidar
mis abrazos radicales,
olvidar
mis ideas polvorientas
sustituyéndolas
por otras voces incorrectas,
pero lo
sabe la enormidad de tus anillos,
lo conocen
tus alrededores:
que
eres reina bastante por un día.
Arregla
tus asuntos, decídete
sobre
si no nos vamos a vivir juntos
—yo he
decidido que no, te lo adelanto—,
selecciona
tu categoría y juega
a
representarte (de nuevo),
y sobre
todo calcula bien los tiempos.
Menos
sobreactuada te quisiera,
con
menos recovecos y rincones
y qué
cantidad de callejones sin salida.
… Pero
en ti no tengo derecho a impugnar nada.
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