Imagen: Antoni Gaudí
¡QUÉ POCOS DESCONCIERTOS!
¡Qué pocos
desconciertos, cuánta suficiencia!
¡Cuánta
seguridad, cuánto reclamo!
No
damos ocasión a la aventura,
nada
nos colma,
y yo no
quiero ser el secretario
de una
rendición,
un
compromisario.
Dejad
que en rebeldía declarado
asomen
mis defectos, y mis taras,
que
llore por los bares mi soledad de monje,
dejad
que no resulte escarmentado
por el
viento del norte,
que a
veces parezca que no vienen a cuento
mis insensateces,
mis golpes.
Porque
el rumor no es falso algunas veces
no son
menos falsos los demás,
pero
hay que purificarse a veces,
arriesgarse
a veces, aventurarse,
amar…
Por eso
escribo versos autorreferidos,
ecuaciones
despejadas de incógnita,
neologizo,
brindo al sol,
me doy
con las letras agramaticalizado,
obvio,
decidor
de verdades por pasiva,
servidor
del sin voz
—perdónemme
la mística—,
entregado
aventurero caudal de la poesía…
Medito,
y me atraviesa un clavo la frente,
pero no
hay dolor en la escena.
Hay un
paisaje diferente, una situación nueva,
una
nueva forma de pensar las cosas,
anterior
en muchas cosas a ellas.
No se
aprecian peligros insalvables.
Sabré
decir del insondable reino
al que
me entrego,
espero
ser testigo
de un
afloramiento,
de una
floración
inusitada.
_____________________________________
Todos los derechos reservados salvo copyleft
by tx1sk0
'Poemas Irredentos'
'Poemas Irredentos'
No hay comentarios:
Publicar un comentario