Imagen: Gustav Klimt
EN TU ESPALDA
Cada
vez que me acerco te escabulles,
pretextas
algo y hurtas la mirada
a mi
mirar franco y maravillado
que
acaba siempre por mirar tu espalda.
No me
quejo. Peores galanteos
he
sufrido en esta vida extraña.
Es de
considerar que al menos tengo
tu
compañía y tu larga espalda,
y las
fórmulas de tus buenos días,
tus
buenas noches, tus hasta mañana:
y un
propósito, sí, el de conquistarte
de
frente, mirándonos a la cara.
Eres
fiera, no das facilidades:
abrir
tu puerta y abordar tu barca,
que sería
mi sueño, es bien difícil,
pero es
a fin de cuentas lo que marca
mi
querer soberano y amoroso,
y éste,
mi torpe conducta privada.
Persistiré
en tanto no haya rechazo
en el
cortejo, que es cosa asentada.
Y
veremos cuánto hay de afectación
y
cuánto de promesa, en tu espalda.
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Todos los derechos reservados salvo copyleft
by tx1sk0
'Poemas Irredentos'
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