ROMANCE DE LA CAMARERA
Hace un
tiempo que eché el ojo
a una
linda camarera,
de las
que sirven café
con una
sonrisa puesta.
Frecuento
su café-bar,
y yo sé
que ella me espera.
Su
sonrisa es general,
pero
conmigo se esmera
en
darme conversación
y en
sonreír a mi vera.
Conozco
qué día libra
(yo
también la espero a ella),
conozco
bien sus horarios
y
cuándo la barra es nuestra.
Es el
caso que hace poco,
después
de dar muchas vueltas,
le
invité a dar un paseo
allá
por donde quisiera.
Pensaba
yo preguntar,
y a
preguntas dar respuesta,
y
tomarnos de la mano
y
encontrar la cama puesta.
Nada de
esto sucedió.
«Me vuelvo para mi
tierra»,
me contestó
compungida.
Y apostilló: «Cartagena».
«Murcia no es que
esté muy lejos»,
guardando las
apariencias
respondí. «Pero de
Indias»,
se apresuró a
indicar ella.
Mi gozo en oscuro
pozo,
¡qué casualidad más
perra!
Mi camarera no está
tras la barra de
madera.
Me pregunto qué será
de ella y sus
cartagenas.
Y aunque no pude
gozarla
le deseo pocas penas
y un novio mejor que
yo,
aunque no sea poeta.
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by beingbang & tx1sk0
'Poemas Irredentos'
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