Imagen: 'La persistencia de la memoria' .- Salvador Dalí
LA REALIDAD MATA
Llevo
todo el día con una aceleración de 100 actos por hora,
no he
colapsado gracias a mis ejercicios matinales
y a que
desde la víspera estuvo todo cuadrado,
tramado,
proyectado y querido. Suma y sigue.
Lo
importante es saber que la realidad mata:
en ese
momento todo se detiene,
y se
reestructura el sistema entero de valores,
y se
recalifican hasta las proteínas,
se
afloja el vientre, la mandíbula encaja,
respiras
por repetición, late más despacio
tu
corazón de piel roja, callas.
Y yo
vengo obligado a darte voz,
a decir
por ti aquello que no aciertas a formular,
o lo
que te satisface y te avergüenza y te repugna,
lector,
hermano, semejante, pues, sin hipocresía.
Y cada
tiempo te sucede el encontrarte
con el
éxtasis poseyéndote
como
posee el amor a una mujer,
o como
una rampa, o como el remolino,
y una
quietud de nieve se establece en tu cuerpo,
los
pájaros dejan de cantar y no hace viento
y ahí
está: el espíritu.
Y es
fácil de contar, pero no de entender
para
quienes no han caído nunca en trance.
Puede
pasar perfectamente inadvertido
estar
enamorándose, y estar enamorado.
Pero
quien ha estado en éxtasis se autocontiene,
sabe
reconocerlo en otros y es sin remedio místico,
un detector
de almas atribuladas,
un
telépata.
La
realidad mata: eso te tranquiliza.
La
muerte, ¡vaya contrariedad!
Cuando sea
que me llegue, estará mi puerta abierta.
Hasta
entonces, la vida. Suma y sigue.
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'Poemas Irredentos'
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