COMO NO HAY NADA MÁS HUMANO QUE
SENTARSE A HABLAR
Como esa
mujer que lava con maestría la ropa querría ser,
con el
lavar en la punta de los dedos de las manos.
Como un
matiz perdurable centro del perfume,
como
extensión ser programa querría.
Como
arancel como gravamen como garrote
quieren
ajusticiar lo diferente.
Como no
hay nada más humano que sentarse a hablar,
procuro
mi elocuencia refrenar y hablo más bien poco.
Y mi
voluntad es callar del todo en poco tiempo:
ir
buscando un traspaso generacional,
gestionar
las finanzas y delegar en alguien
para ir
tomando decisiones día a día.
Como es
natural llega el momento de retirarse,
como
pasa con la nube, siempre pasa.
Y
reivindico el derecho a despedirme
con un
adiós o con un hasta luego.
Pasto
de la desmemoria generalizada,
una voz
ya no garantiza nada.
El sol
se está poniendo.
El sol
se vuelve brasa, y se esconde.
La
mirada vaga perdida por el horizonte.
La luna
menguante no se manifiesta.
Tienes
toda la noche para estar en vela,
mas tu
vigilia no me obliga a mí, ten esto en cuenta.
Si el
final de la noche no llegara
—y por qué
no iba a hacerlo—, yo me despertaré de todos modos.
Si veo
noche cerrada me acomodo;
me
desperezo si despunta el alba.
No hay
como sueño dulce y despertar dulce,
conforme
han sido deseados.
Y ya
llevamos una noche de ventaja a los (presuntos) hechos,
en lo
que convengo es más que suficiente.
Estrépito
habrá si no amanece pronto,
¿o
habrá que recordar al sol sus obligaciones?
De
escribano y poeta:
dejemos
la cima a ciertos intervalos.
Y en
compartiendo el producto
no hay
más adiciones que hacer.
Que
aquí acaba mi tarea y deber:
la
flecha del poema está lanzada.
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by beingbang & tx1sk0
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