viernes, 26 de diciembre de 2008

PASEANDO EN VOZ ALTA (cont.)



Paseaba, decíamos, muy regularmente y con ánimo aventurero.
Dominaba el arte de hacerse más o menos visible, así como el de cambiar de apariencia.
En ocasiones, utilizaba Los Portales Aleph del SubSuelo para hipertransportarse por topologías poco practicadas, y traspasar husos horarios y espacios edificados o yermos con discreción, como está mandado. Pero por norma prefería el transporte público.
Sus costumbres eran ordinarias: necesidad hecha virtud.
No ansiaba darse a conocer, aún más, evitaba cualquier notoriedad.
Vivía solo, esto es, bien acompañado.
Y en sus paseos por la ciudad, cuando las circunstancias eran propicias, silbaba con virtuosismo canciones y hasta sinfonías completas, como una vez leyó hacía Wittgenstein; o hacía audibles sus pensamientos sin pronunciar palabra; o la usaba con economía, lo que incluía gritar, aleccionar, transigir, mediar, versificar, exigir, pronunciarse, rogar, encarecer, encomendarse y un etcétera __a buen seguro largo__ de prácticas catalogables como pensar en voz alta, sin más telepatías.

(Continuará...)

bytx1sk0windowslive@live.com

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